19.9.07

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Te alimento hace años con mi cuerpo. Cada semana corto mis uñas y guardo prolijamente los restos en una caja. Cada mañana los vuelco en un perfumado mortero de palosanto y machaco sin prisa esas uñas tan pulcras. El polvo resultante, como azúcar, endulza tu café en la cama.
La broma no tiene gracia hasta que no te enterás, hombre de pésimo paladar que nunca develaste mi sabor en tus comidas.

Por eso te lo cuento ahora que mansito escuchás mis pensamientos. Ahora que esa soga que tejí con paciencia enhebrando cada pelo púbico que fuiste dejando distraídamente en el bidet te ata las manos y te amordaza la bella boca.
No son mis uñas tu único alimento. Algo coagulado cada mes condimenta ese delicioso estofado que te recuerda a tu madre, pero claro, ella lo prepara más rico. Debo haber equivocado el ingrediente secreto.

1 comentario:

el blog de O* dijo...

alimentado arañas, que tejen ven... ganzas